jueves, 22 de diciembre de 2016

LOS AÑOS QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE

http://xavierferras.blogspot.com.uy/2016/12/los-anos-que-vivimos-peligrosamente.html 
Mel Gibson y Sigourney Weaver protagonizaron en 1982 una famosa película, "El año que vivimos peligrosamente", ambientada en la Indonesia de 1965, en plena revolución comunista. Tiempo de incertidumbre y tragedia. Este año 2016, James Cameron (productor de "Titanic") ha realizado una serie casi homónima "Los años que vivimos peligrosamente", sobre el impacto del cambio climático. Y esta semana, un artículo del famoso físico Stephen Hawking publicado en The Guardian me ha hecho recordar las producciones anteriores. El título del artículo de Hawking es aterrador: "Este es el momento más peligroso para nuestro planeta". Según Hawking, "no podemos seguir ignorando la desigualdad, porque tenemos los medios para destruir el planeta pero no para escapar del mismo"

Revolución -o populismo-, cambio climático y extensión imparable de la desigualdad. Esto es lo que estamos viendo en todas partes y lo que debería preocuparnos prioritariamente como sociedades y como individuos. El 2016 nos deja la constatación de que estamos eligiendo el camino equivocado: Brexit, Trump, emergencia de liderazgos autoritarios y agresividad geoestratégica en Rusia o Turquía. La herida abierta de Siria y la hemorragia de las muertes y las migraciones masivas provenientes del Oriente cercano. China (un país todavía dictatorial) convertida en superpotencia científica. Y Europa desgarrada, con el eje Atlántico descolgado (los antiguos aliados surgidos de la II Guerra Mundial nos abandonan), y amenazada por la fragmentación, el terrorismo y el extremismo político.

¿Cómo revertir esta situación? En el corto plazo, no lo sé. En el largo plazo, lo diré alto y claro: soy partidario de una renta básica universalMoney for nothing. Una pensión mínima a todo individuo por el solo hecho de ser ciudadano. Es más, estoy seguro de que es la única manera de evolucionar hacia un nuevo paradigma de progreso a escala mundial. Muchos no lo entienden, y afirman que "la gente tiene que trabajar". Estoy de acuerdo, pero ofrecer unos mínimos garantizados a todo ciudadano no significa que los individuos dejen de trabajar. De hecho, las investigaciones que se están realizando (pruebas piloto) parecen indicar que, si bien una parte de la población que tiene los mínimos garantizados renuncia a buscar un trabajo, otra parte equivalente (que percibe que su riesgo está cubierto) se lanza a desarrollar nuevas iniciativas emprendedoras, creando nuevo empleo y generando vacantes en el anterior. Y, en última instancia, ¿qué pasa si la gente quiere trabajar y no puede? ¿Y si el sistema resultante de la introducción masiva de tecnología no genera trabajo? ¿Nos resignamos a que haya millones de desamparados? La producción en masa generaba trabajo en masa. La tecnología en masa no lo va a hacer y va a partir la sociedad en dos.

Otros detractores de la renta básica dicen que "es insostenible". Y también es cierto (ahora), pero olvidan que avanzamos de forma decidida hacia un mundo extremadamente rico gracias a la tecnología, pero sin mecanismos redistributivos. Los últimos opinadores contrarios afirman que "generaría mareas de inmigrantes". Y también tienen razón, pero no olvidemos que esta gran innovación social debería ser implantada de forma progresiva y bajo liderazgos y acuerdos internacionales o, como mínimo, continentales o supranacionales.

No hablo de un nuevo comunismo planificador y aplanador. En un sistema con renta básica universal, seguiría existiendo iniciativa privada y la posibilidad de lucro (por supuesto). Hablo de dignidad humana en un momento (el primero de la historia) en que la tecnología nos permite la abundancia. De un momento en que podemos disociar la idea de "trabajo" de la idea de "ingresos". Hablo de un nuevo paradigma social. ¿Y cómo lo haríamos? Es obvio que en estos momentos es inviable. Pero el primer hito -ahora sí- es construir una economía basada en conocimiento. Es evidente que una renta básica universal es imposible en países low-cost. Algunos países pueden empezar a plantearse de verdad una renta básica universal porque son extremadamente productivos. En entornos como nuestro admirado Silicon Valley, ¿no sería posible ofrecer una renta básica a sus ciudadanos? Y, si algunos países (por ejemplo en el Golfo Pérsico) ya han implementado formas de renta básica universal porque tenían recursos naturales en abundancia, todo país hoy puede tener talento, conocimiento y tecnología en abundancia. Así que, si queremos avanzar hacia ese escenario utópico habrá que construir, en primera instancia, sólidas ventajas competitivas tecnológicas. Antes de repartir la riqueza, hay que crearla.  

En un segundo paso, sería necesaria una reforma fiscal en profundidad (un tipo de "tributación tecnológica": para entendernos, es como si los robots pagaran seguridad social). Y, en un tercer paso, habría que eliminar las formas obsoletas de protección (pensiones, desempleo y costosísimas redes asistenciales) y sustituirlas por esta renta única y universal. ¿Serían los países menos competitivos porque estarían repletos de perezosos ociosos, con una renta básica? No lo creo. De hecho, pienso que combinando la renta básica con fórmulas radicales de abaratamiento del despido construiríamos economías más flexibles y adaptativas.

A muchos les sonará a ciencia ficción. Como cuando en las colonias fabriles del 1900 se empezaba a soñar que quizá algún día los trabajadores tendrían la posibilidad de jubilarse con una pensión garantizada por el Estado. Pero yo estoy seguro de que nuestros hijos lo verán. Es más, tenemos la obligación de luchar para que lo vean.

Esperemos que estos años en que vivimos peligrosamente sean sólo la cuna de una nueva forma de organización social que nos lleve a un mundo más rico, más emprendedor, más inteligente, más inclusivo y más sostenible.

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