miércoles, 23 de noviembre de 2016

El arte de la conversación

http://gabsblogo.blogspot.com.uy/2016/11/el-arte-de-la-conversacion.html 

Me lo he pasado la vida conversando. Hay varios que lo podrían confirmar.
¿Y para qué te vas a juntar con ..? ¿Conversar para qué?
No siempre tengo la respuesta a la mano, pero algo en mi sabe.

Pienso que muchas personas podrían tener esta misma sensación y además coincidir en que nos pasamos la vida conversando. Tanto en nuestra vida social, como en el trabajo.

Recuerdo cuando un amigo me dijo, "deja de meter blogs en las empresas, que a los dueños no les interesa que la gente converse, les importa que la gente haga la pega", el trabajo.

Hoy, influido por mi experiencia, muchas lecturas y cursos y últimamente rematando con el curso Leading from the Emerging Future del MIT con Otto Scharmer, concluyo, que la calidad de como conversamos es central.
Es a través de nuestras conversaciones que pensamos con otros y creamos el mundo en que vivimos.

El conversar tiene tres ejes. Uno dirigido hacia el mundo ahí fuera; el mundo de los hechos, las cosas. Otro dirigido a las personas y su interioridad. Y un tercero dirigido hacia lo profundo de nosotros mismos.

El primer eje lidia con la apertura de la mente. Mirar y ver el mundo, requiere un bajo nivel de juicios, o una buena apertura mental. Escucha el mundo sin juicios y estarás en la zona del open mind, como lo llaman los gringos.

Hay muchas resistencias para realmente abrir la mente. Mucha gente tiene ideas preconcebidas de como es el mundo y suelen cerrarse a escuchar algo que no resuene con como ellos lo ven.
Juicios descalificatorios, apagar el interés, no escuchar o más, silenciar las voces disidentes, son formas corrientes de defensa y bloqueo para poder ver el mundo desde otras perspectivas.
El fanatismo es ya el extremo; la certeza ciega.

El segundo eje del conversar consiste en escuchar desde el interior del otro. Ello requiere habilitar el propio interior, pues esa forma de conversar no es solo con la mente pensante, requiere abrir el corazón. Se requiere tener desarrollada la capacidad empática, que es una capacidad que reside en el cuerpo,
 mas bien por el lado del corazón. Lo llaman tener el open heart.

Desarrollar el ojo para detectar cuando los corazones están abiertos y cuando cerrados, es una 
capacidad valiosa. Hay personas que hacen eso, sostienen conversaciones en que saben hacer, consciente o inconscientemente, mover los espíritus de manera que las personas abran el corazón.
 Y es otra cosa.

El cinismo, la hipocresía y las tallas, cierran el corazón. La insensibilidad, impide la conexión desde el corazón. No siempre es así, me decía un amigo, cuidando el espacio de las tallas. Cuidado, le decía yo; más pienso que el sujeto sobre el cual va la talla, puede que muestre una sonrisa o carcajada a tono con el resto del grupo, pero apostaría a que su corazón se cerró. Tendrá más cuidados hacia adelante; se cuidará; está levantando defensas.

La calidad de las conversaciones tiene que ver con desde donde estoy parado hablando. Desde una posición de mente abierta y corazón abierto ? Desarrollar el ojo para ver eso, gestionar eso, es 
capacidad valiosa, sin duda.
Si converso desde un corazón cerrado, la conversación será de un tipo. Si converso desde una mente cerrada, también.
A este no ver desde donde conversamos, lo llaman algunos el punto ciego de nuestra cultura.

El tercer eje, tiene que ver con la conexión profunda interior, personal. Tiene que ver con escuchar lo emergente desde lo profundo.
Conectar con esta dimensión, es favorecida
 con el desarrollo de capacidades que van con la meditación, el estar en el presente, la relajación y el silencio.
Conectar a este nivel es sentirse parte del todo, desde el ser profundo que es cada uno.
Crear el espacio para que las personas 
conecten a ese nivel y hablen desde ese nivel,
 es otro tipo de experiencia conversacional. Algunos dicen que uno se transforma y sale otro de ahí.

La arrogancia nos bloquea este tercer eje; nos bloquea el acceso al ser profundo. La arrogancia 
nos llena la cabeza con esa cosa llamada Ego, que llena a la persona de contenidos de si mismo más
 que nada, que le dicen lo importante, grande, exitoso, bello, lo que sea, que se piensa se es, que
 al final de cuentas distrae de la conexión con el verdadero ser profundo. La sensación de vacío está
 aquí a la vuelta de la esquina.

Al parecer, conversar accediendo en profundidad a los ejes dos y tres, requiere acceso a la inteligencia del cuerpo y soltar, en parte, la tan sobre abundante inteligencia de la cabeza o racionalidad.

Y otra cosa, acceder a la magia de la inteligencia profunda, de la sensación sentida, de sentir profundamente el cuerpo, nos conecta con un futuro que tira, que empuja, que quiere emerger.
 Conversar a este nivel, significa otro nivel de conciencia, pues requiere disponer del impulso hacia
 donde nos lleva el pasado de donde venimos, abrirse a lo que quiere emerger de un supuesto 
futuro que ya está aquí, y todo esto solo ocurre en una experiencia que se vive en total conexión
 con el presente.

Este tercer eje para que prospere, requiere una apertura a cambiar, a transformarnos, a dejar ir ciertas formas de ver, de comportarse o hacer, y probar otras, nuevas. A esto lo llaman tener la voluntad de cambio, abierta. Lo llaman en inglés, open will.

Aprender a conversar, nos conecta con la inteligencia colectiva, que yo siento quiere cambiar a este mundo de la dirección que trae, a otra más lucida, colectiva, co-creada.
El mundo está demasiado complejo, para no perfeccionar este órgano que son las conversaciones
 para la co-creación.

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