miércoles, 29 de abril de 2015

Proalimentar el futuro

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Una expectativa es una presunción razonable de que algo ocurrirá. Pero ante el deseo de que suceda hay que lograr que las intenciones se conviertan en realidad. Para eso hay que focalizar la atención en el objetivo para que se active el sistema cerebral de recompensas. Un requisito para lograr el éxito es que las expectativas sean realistas, positivas y placenteras. Así se alienan los mecanismos cerebrales que llevan a la acción.
Dile a alguien: “no pienses en un elefante” y su mente lo verá. Al oír la palabra se activa un marco referencial evocador basado en la experiencia. Las palabras no son inocentes, movilizan una estructura preexistente que opera aun contra la voluntad. El pensamiento no es libre, procede según esos guiones y si la información no concuerda con ellos, los marcos prevalecen y hasta ignoran hechos que están a la vista.
Quien tiene claro lo que busca, hace que la percepción encuentre vientos favorables. Pero si falla puede cambiar el rumbo.
La zorra y las uvas. Una mañana la zorra despertó con ganas de comer uvas. Se dirigió hacia la parra cuyo aroma había percibido. Había muchas, pero demasiado altas. El salto le quedó corto pero no se desanimó, tomó carrera y volvió a saltar. Al final renunció a las uvas pensando que estaban verdes y que por eso no quiso tomarlas. Y se fue arrogante creyendo que no eran un plato apropiado para su fino paladar.
El autoengaño es una estrategia bastante común. Quien más, quien menos, buscan encontrar un consuelo para distender la tensión entre deseo y la realidad cuando esta se interpone. Pero esa actitud suele conducir al fracaso y a la desilusión. Primero se debe aceptar la realidad y luego desarrollar la capacidad para que el deseo se cumpla. Cuando el deseo es muy grande el obstáculo se vuelve más pequeño. Toda situación está moldeada por lo que pasó (la experiencia previa), por lo que se desea que pase (las expectativas) y por la información percibida (el aquí y el ahora).
La rana en el agua parece estar bien. Pero al calentar a fuego lento la olla en que se encuentra se acostumbre hasta que muere, pese a que nada le impedía salir. Si se arroja una rana a un agua hirviendo saltaría de inmediato. Su sistema inmunológico advierte de los cambios repentinos, pero no de los graduales. En el hombre la rutina se convierte en modelo mental. Es una ilusión creer que experiencia es hacer siempre lo mismo.
Del modelo al mapa. Los modelos mentales son formas estereotipadas de ver la realidad que condicionan la percepción pero también se pueden cambiar para mejorar el rendimiento.  Sus consecuencias son irremediables y una vez detectados es factible predecir sus efectos.
Las creencias se detectan con los mapas mentales. El discurso manifiesto omite factores ocultos que actúan sobre el pensamiento. Son relaciones y significados enquistados en el cerebro, que lo dirigen sin que el sujeto lo advierta. Inspeccionando esa caja negra, dibujando lo que en ella se encuentra, suspendiendo sus prejuicios y creando nuevos mapas afines con la verdad, se destraba la percepción rígida, y se abren canales al cambio. Hay creencias implícitas o tácitas, verdaderas y falsas. Con su representación gráfica se muestran ante uno mismo y ante los demás.  Describirlos, entender cómo se crean, cómo llegaron desde el pasado y se proyectan hacia el futuro, investigando sus causas; el pensamiento se vuelve creador, comprende los mensajes alternativos,  se detiene el deseo de tener razón, se cultiva la asociación de ideas y sus interrelaciones.
Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Henry Ford decía que siempre tenemos razón: cuando creemos que nos irá bien o mal. Son como profecías que se autorrealizan. Por eso es importante es tener objetivos claros. Para que funcionen como mapa del éxito hay que preguntarse: ¿dónde estoy hoy?, ¿dónde estuve ayer?, ¿dónde quiero estar mañana?,  ¿cómo voy a hacer para conseguirlo?
Hay que darse la oportunidad de cambiar, hacerse la consulta cada tanto y tomar en cuenta las metas parciales que llevan al objetivo más preciado. Para el que busca lo que le gusta el trabajo que hace para obtenerlo es un placer. Debe controlar si las ideas son buenas, si  el plan está bien hecho y si las acciones son correctas.  Esto implica una correcta administración del tiempo y de la mente.
Es necesario analizar los errores, adaptarse a los cambios, dirigir la atención, flexibilidad, adaptabilidad, asociación de ideas, apertura mental,  remar contra la corriente, realizar alianzas cooperativas. Hay factores racionales e irracionales en la conducta. A la inteligencia situacional hay que sumar la inteligencia emocional. La situación actual es el problema o desafío a resolver y la solución es el estado futuro.
El proceso de resolución es el cambio necesario a realizar. Para eso las intenciones deber convertirse en acciones. Todo cambio implica un costo y hay que estar motivado para que el cerebro consuma su energía en eso. Las intenciones son de costo cero, las acciones suelen ser caras. Porque con el tiempo se consolida la resistencia al cambio. Para evitarlo hay que vender los beneficios del cambio. Y practicar para borrar las viejas huellas.
Hacia la verdad. Los mapas dinámicos construyen la verdad, muestran el cambio desde su origen defensivo hacia el alineamiento con la diversidad. La percepción asimila lo que ve a esquemas previos.  La percepción se ancla al pasado, se mecaniza y graba algo a fuego en la mente.
Imagine que un señor muy bien trajeado y con gafas oscuras lo empuja. Usted  lo enfrenta enojado, pero al caerse sus lentes se da cuenta que era ciego. Ahora piense en un hombre que se sentó al lado de otro. Al ver que le faltaba un zapato, le dijo: disculpe, ¡se le ha perdido un zapato! La persona respondió: no, ¡acabo de encontrar el que había perdido!
Ser innovador es luchar contra la percepción ritual, que obliga a  repetir lo viejo pese a que las  situaciones sean nuevas.
El enfoque estratégico. No apunta a la eficiencia – que es hacer las cosas bien- sino a la eficacia, – que selecciona acciones que contribuyen al objetivo-. Empieza por cuestionarse. Cambiar la ruta. Alterar la rutina. Arrancar por otra parte. Cuestionar si lo que se hace aporta valor. Mejorar productos, métodos  y servicios. Experimentar actividades y pasatiempos. Adquirir el hábito de cambiar los modelos mentales. Romper las reglas y las barreras para poder crear. Si uno no crea el cambio, el cambio terminará creándolo. El principio fundamental de la vida es el movimiento, como le dijera Don Quijote a Sancho Panza: “¿Ladran, Sancho?, señal que cabalgamos”.
Usted elige: Puede adaptarse reactivamente a lo que ocurre, permanecer inmóvil y morir con las botas puestas, o ser el proactivo anticipador y creador de su futuro. Puede culpar al destino, a los otros o al azar, que el problema está afuera y quedarse tranquilo. Pero pensar en ser parte del  problema es la clave para encontrar la solución. Se puede elegir la actitud, asumir que la botella se encuentra medio llena o medio vacía. La técnica de remodelación de los modelos mentales permite lograr que lo que somos no cierre el camino hacia lo que podemos llegar a  ser.
Sistemas auto-regulados. Como el futuro no existe debemos inventarlo y retroceder desde su visualización creativa por los pasos necesarios para producirlo. La retroacción negativa (feedback) intenta corregir la discrepancia entre la situación actual y el estado deseado y el resultado activa o inhibe la conducta. La proacción anticipadora (feedforward) compara el estado actual con el deseado que se expresa en la visión, la discrepancia no existe todavía. Un sistema auto-regulado integra Feedback para reaccionar ante el suceso y Feedforward para anticipar el futuro y que las expectativas generen las acciones. El hombre integra  pasado, presente y futuro, para que su presente lo lleve al futuro deseado. Desde lo objetivo las acciones dependen de la educación recibida, de la presión social o de los instintos.  Desde lo subjetivo la causa son las elecciones.
Somos libres para decidir pero no podremos nunca evitar el efecto de nuestras decisiones.
Proalimentación. Es el curioso efecto de que algo anticipado y que por lo tanto todavía no ha tenido lugar genere la causa en el presente que finalmente lo provoque y que no se habría producido sin el ejercicio de esa anticipación mental. Esa es la forma que tiene el porvenir de intervenir en los cambios de la actualidad. Las esperanzas, los miedos, y las convicciones crean el futuro que ellos mismos anticipan.
Dr. Horacio Krell CEO de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

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