sábado, 28 de febrero de 2015

Todo depende del cerebro con que se mira el mundo

http://www.clarin.com/zona/depende-cerebro-mira-mundo_0_653334761.html
Facundo Manes* NEUROLOGO
   El cerebro destina aproximadamente el 25% de su actividad y más de      30 áreas distintas para la percepción visual.
   El cerebro visual no retrata la realidad como una máquina de    fotos sino que le otorga un significado a las imágenes (tanto en    forma consciente como no consciente).
   El ojo captura información incompleta del mundo externo a      partir de una imagen que no es 100% fidedigna: retiene lo más                importante y descarta detalles más triviales.
   El cerebro es, en realidad, el órgano que le da sentido a esta        información.
   El proceso de percepción, no sólo para la visión sino para todos los            sentidos, se lleva a cabo de manera organizada y jerárquica: cada          sistema va pasando por distintas “estaciones” en el cerebro de    donde se extraen diversos patrones de                                                 información imprescindibles para poder percibir el mundo que nos      rodea y, a medida que ésta pasa de una estación a la siguiente, se             complejiza.
    El proceso de percepción comienza en el nivel de los receptores                 sensoriales. La retina se encuentra en la parte posterior del ojo y               contiene células especializadas denominadas “fotorreceptores” que           perciben variaciones en la luz y convierten la energía óptica en                 energía eléctrica. La información converge finalmente en el nervio            óptico, que es el encargado de enviarla, a través de varias áreas                  cerebrales, hacia la llamada “corteza visual primaria”, en el lóbulo          occipital. En esta parte del cerebro se complejiza más la                            información: el procesamiento secuencial por distintas porciones de        la corteza visual extraerá datos sobre el movimiento, sobre tonos del        color, el brillo, sobre la existencia de ángulos bruscos o redondeados,        etc. Por ejemplo, algunas células responden a líneas en direcciones          determinadas: las que responden a las líneas verticales no se activan        frente a líneas en otras direcciones. Existen circuitos que nos dan              información del “dónde” (permitiéndonos así ubicar objetos en el              espacio) y otros sobre el “qué” (aportando datos sobre la forma y               características de los objetos para poder identificarlos).
       Por otra parte, la percepción de caras es un caso particular ya        que existen estructuras cerebrales específicas dedicadas a este                     proceso más allá de las áreas destinadas a la percepción visual.                 Toda esta especialización permite que obtengamos detalles muy                complejos del contexto.
          La corteza visual también puede activarse en ausencia de visión.             Si uno cierra los ojos y piensa en una imagen, ésta responde en                 forma similar a cuando uno efectivamente está percibiendo.                     Asimismo, diversos estudios han demostrado que la corteza visual           se activa cuando los ciegos leen con el sistema braille. Durante                 una alucinación (percepción de un estímulo que en realidad no                 existe), las áreas cerebrales funcionan como si hubiera un                         estímulo, y esto es lo que hace que parezcan tan reales y vívidas.             Las ilusiones ópticas, es decir, la distorsión de nuestra percepción,              muchas veces resultan de inferencias que hace nuestro cerebro                para rellenar espacios de información que no logró extraer del                   mundo exterior.
          Existen períodos críticos, principalmente hasta los 3 o 4               años, en los que se produce la mayor organización de las             redes neuronales visuales . Antiguamente se creía que si uno             no tenía estimulación visual antes de este período crítico, ya no                 podía recuperarse la capacidad visual. Hoy sabemos que la                       plasticidad cerebral permite compensar algunos déficits             iniciales.
         La actividad cerebral que crea una percepción del mundo visual              traduciendo patrones de luz y colores en objetos y eventos es,                     quizá, uno de los actos creativos más sofisticados. Por eso, más                  que del cristal, todo parece depender del cerebro que interpreta lo               que se  mira.

     *Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del                  Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente del        Grupo de Investigación en Neurología Cognitiva de la Federación            Mundial de Neurología.
     Facundo Manes facebook.com/facundomanes

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