jueves, 31 de julio de 2014

Aprendiendo a regular una emoción.

http://enbuscadeantares.com/2014/07/31/tic-tac-tic-tac-ticaprendiendo-a-regular-una-emocion/ 

remedios-naturales-para-el-insomnio-1Muy probablemente alguna noche y siendo víctima de insomnio, el segundero de un reloj te ha llamado la atención; tic tac, tic tac, tic tac.
Reacomodas la postura, moldeas un poco la almohada, cierras los ojos e intentas conciliar de nuevo el sueño; mañana tienes una importante junta.
Sin embargo, al paso de unos segundos te das cuenta que lo único que escuchas es el reloj; tic tac, tic tac, tic tac. Sí, ese sonidito se ha apoderado de tu atención y empieza a incomodarte.
Intentas de nuevo. Ahora hasta te pones la almohada sobre la cabeza para obstaculizar el ruido, pero apenas tu mente empezaba a descansar y te percatas que este aún está ahí; tic tac, tic tac, tic tac.
Te desesperas. Te sientas sobre la cama y suspiras. Te acuestas de nuevo y ahora intentas con ganas ignorar el reloj y quedarte dormido.
Por unos minutos lo logras, pero de pronto te clavas en el estímulo auditivo una vez más y este no solo sigue dando lata sino que se acrecienta. Es decir, a pesar de que el volumen no ha subido tú cada vez lo escuchas más fuerte.; tic tac, tiC TAC, TIC TAC.
Y aunque ese reloj siempre ha estado ahí, esta noche te ha llevado hasta la frustración y decides bajarlo y quitarle la pilas.
Regresas a la cama e intentas por fin conciliar el sueño, pero aún te tomará un buen rato lograrlo; el tic tac, tic tac, tic tac a afectado tu estado emocional y tu mente está demasiado agitada como para relajarte.
¿A quién no le ha pasado algo así?
Y no hablo específicamente de un reloj. Bien podría ser una gotera en el baño, algún insecto o hasta los ronquidos de la persona con la que compartimos el cuarto. Y aunque podríamos optar por poner una toalla, atrapar al bicho o despertar a nuestra pareja, también hay otra opción; darnos cuenta que en nuestra mente está la capacidad para regular el volumen de ese molesto ruido.
¿Cómo?
Inténtalo ahora mismo.
  • Cierra los ojos e intenta identificar algún sonido: una conversación, el pasar de los coches, otro reloj o un perro ladrando.
  • Ahora simplemente intenta darte cuenta de tu respiración. Es decir, lleva voluntariamente la atención al flujo natural del respirar intentando verdaderamente sentir como como el aire entre y sale por tus fosas nasales o infla y desinfla tu abdomen.
  • Quizá ese ruido que identificaste siga muy presente en tu mente, por lo que te puedes ayudar contando los ciclos de tu respiración. En donde inhalar y exhalar es uno, inhalar y exhalar es dos, inhalar y exhalar es tres y así sucesivamente hasta llegar a 10, 15 o 20.
  • Si pierdes la cuenta es porque seguramente tu foco de atención está en otro objeto (quizá el ruido o algún otro pensamiento). No te preocupes ni te recrimines y con mucha paciencia comienza la cuenta una vez más hasta que llegues al final.
En términos generales el cerebro humano solo puede concentrarse plenamente en una cosa. Entonces si ante una circunstancia como la del reloj en la noche, nosotros hacemos conscientemente un esfuerzo por cambiar nuestro foco de atención, ese incómodo estímulo disminuirá su volumen hasta que eventualmente pase de nuestra consciencia (como probablemente sucedió en el ejercicio que acaban de hacer).
En otras y más simples palabras, que si pongo mi atención en “eso”, “eso” incrementará su volumen. Mientras que si la aparto, “eso” reducirá su intensidad.
Y curiosamente o no tanto, algo similar sucede con nuestras emociones aflictivas como la ira, la tristeza, el desprecio, el estrés, la ansiedad o la desesperación. Y es que cuando estas se presentan, por lo general nuestra atención está en pensamientos que lo único que hacen es incrementar su fuerza.
Así que ya sea para poder dormir o para no caer en un asalto emocional, vale la pena observar en dónde está mi atención y si es conveniente, moverla.
JMENTALConsultorio
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