miércoles, 31 de julio de 2013

El tra­bajo a la cuerda

Exis­ten numerosos ejer­ci­cios para realizar en la doma de un caballo. Muchos de ellos se hacen tra­ba­jando a la cuerda, para equi­li­brar y caden­ciar al animal.
Por eso es impor­tante apren­der a uti­lizar esta her­ramienta de la doma.
Con mon­tura o sin ella… Habrá que enseñarle a nue­stros potros a tra­ba­jar a la cuerda.
Para eso, debe­mos colo­car un bozal que no las­time al
ani­mal, pero que sea capaz de con­tro­larlo, para impedir que hagan fuerza con­tra nosotros.
Uti­lizo nor­mal­mente hoci­queras con una cadena en su
inte­rior, pues las hoci­queras planas y anchas le per­miten al
ani­mal uti­lizar su fuerza con­tra nosotros. Al hac­erlo, ponen la cabeza hacia el cen­tro del cír­culo, mien­tras que el
pos­te­rior se va hacia afuera, quedando su cuerpo en un
tra­bajo a “Dos pis­tas”. Entién­dase por tra­ba­jar a dos pis­tas cuando el trayecto o dibujo que real­izan las manos es
difer­ente que el que recor­ren o dibu­jan las patas.
Para enseñar­les el tra­bajo a la cuerda cor­recto se recomienda tra­ba­jar con una rienda tan larga como el radio del cor­ral en el que tra­ba­je­mos, de man­era de poder man­tener siem­pre un con­tacto suave con el caballo en el cen­tro del cor­ral, aún cuando este corra o se asuste.
En los boza­les con hoci­quera de con­trol reg­u­la­ble
pren­der­e­mos la cuerda a la anilla lat­eral. De no ten­erla
pren­der­e­mos de la anilla frontal.
Es con­ve­niente enrol­lar el resto de cuerda en la mano, para que no se nos enrede o moleste al caminar.
Luego pasare­mos la soga por el lado exte­rior del palo en el cen­tro del cor­ral, que ofi­ciará de ayu­dante o guía. De esta forma, podremos tra­ba­jar solos impul­sando y con­duciendo; evi­tando así que paren y que­den mirán­donos de frente.
Si lo hacen, podremos cor­re­gir­los solo tirando de la cuerda para hac­er­los mirar hacia el sen­tido del giro.
Usare­mos nue­stro cuerpo para impul­sar, además de una caña larga o látigo. Así cam­inare­mos hacia el ani­mal
instán­dolo a que se mueva con nosotros. Si no lo hace, podremos tocarlo con la caña y cam­i­nará. Eso es algo que ya le habre­mos enseñado cuando le enseñamos a dejarse agarrar.
Ini­cial­mente debe­mos comen­zar a tra­ba­jar al paso en un
cír­culo chico alrede­dor del palo. Con cír­cu­los pequeños podremos con­tro­lar la veloci­dad, pues cuanto más grande es el cír­culo más fácil será para el caballo ir rápido. Por el con­trario, si el cír­culo es chico ir ligero le será difícil.
Use la letra AAAA ó VAAA (suave­mente) para “avan­zar” al paso.
Diga TROOOO para tro­tar (con mas energía) o bien GAAA LOOOP para galopar.
Estos sonidos lo ayu­darán mucho
Si cada vez que empezamos a tra­ba­jar un potro a la cuerda lo hace­mos galopar para que se canse, estare­mos come­tiendo dos errores: El primero, es que los cabal­los cansa­dos no están recep­tivos a aprender.
El segundo, es que el caballo graba en su cabeza que cada vez que comienza a tra­ba­jar debe correr.
Si esto es así cuando lo quer­amos mon­tar sin haberlo
tra­ba­jado a la cuerda pre­vi­a­mente, tam­bién inten­tará cor­rer y ten­dremos que evi­tar este prob­lema que aparece por
nues­tra culpa.
Si el caballo logra cam­i­nar suave­mente, le entre­gare­mos la rienda y rela­jare­mos la caña o el látigo que lo impul­san. Aprende así que es cam­i­nando como se quita estas
moles­tias de encima.
Si el caballo rompe al trote cuando nosotros no se lo
ped­i­mos, habrá que acor­tar la cuerda y traerlo con­tra el palo para cer­rar su cír­culo con pequeños tirones en la cuerda
Esto hará que vuelva al paso y UD. rela­jará la cuerda nuevamente.
Para cam­biar el sen­tido de avance solo hará falta pasar la rienda por el palo en sen­tido inverso al ante­rior y luego para impul­sar cam­bi­amos la posi­ción de nue­stro cuerpo y el látigo.
Luego de algunos pocos cam­bios los ani­males entien­den clara­mente que deben mod­i­ficar su sen­tido de avance cuando cam­bi­amos nue­stro cuerpo frente a ellos.
Hay que pen­sar que el látigo es como un resorte que empuja el caballo. Si lo acer­camos y ale­jamos con­stan­te­mente, el caballo sen­tirá cada vez que Ud. lo impulsa y lo deja de impul­sar, por lo cam­biará su ritmo con­stan­te­mente y lo cor­recto es bus­car rit­mos caden­ci­a­dos o estables.
Se recomienda siem­pre man­tener el látigo en el lugar o a la dis­tan­cia en la que su pres­en­cia pro­duzca la caden­cia que buscamos.
Para fre­nar al caballo, habrá que dar un paso ade­lante y quedar colo­ca­dos frente a su cabeza.
Es nue­stro cuerpo el que ini­cial­mente frena o ataja al
ani­mal. Si en ese momento dec­i­mos un “HOOOO” largo y fuerte el ani­mal comienza a grabar una ayuda que luego le será de gran utilidad.
Una buena base de enseñanza para tra­ba­jar a la cuerda lo ayu­dará tremen­da­mente en el cor­recto con­trol de los trabajos futuros que ha de hacer den­tro del corral.

MARTÍN HARDOY  

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