domingo, 12 de febrero de 2012

El misticismo empresarial del Silicon Valley



http://www.antoniflores.com/modelos-de-negocio/el-misticismo-empresarial-del-silicon-valley/


The Beatles en la IndiaA finales de los 60’s, se inició un movimiento que miraba hacia la India como el referente espiritual de la humanidad; personas  motivadas  por dar  un sentido a su existencia, en búsqueda de trascendencia  o simplemente movidas por la moda y “desencantadas de las soluciones locales”,  viajaban hasta la India para imbuirse en un ambiente de búsqueda.  Desde los inicios de estos  movimientos migratorios, la India empezó a “exportar” productos en forma de gurús, santones, filosofías, terapias, estética, publicaciones, música, etc. un sinfín de productos y servicios orientados a hacer de nuestra vida,  algo pleno y con sentido. El paso del tiempo discrimina aquello que es auténtico y con sentido, de lo que no lo es. En la India se puede seguir viviendo en un ambiente  de misticismo de un modo natural y contextualizado, fuera de ella,  algunos de los “productos” exportados, aquellos que realmente aportaban valor han sobrevivido y se han instalado en nuestros hábitos y vida cotidiana. Otros hoy los vemos  con cierta ironía, frutos de modas pasajeras. No puedo dejar de hacer un paralelismo de este fenómeno con lo que está ocurriendo en el mundo de la innovación empresarial; del mismo modo que el misticismo Indio lo hizo en los 60’s, la innovación ha irrumpido con fuerza y potencia en el mundo de los negocios;  su India es Silicon Valley,  que de igual forma exporta al resto del mundo  productos en forma de gurús de la innovación, filosofías, estilos de vida, métodos, publicaciones, etc. todo ello fuertemente impulsado por grandes herramientas de propaganda y difusión. No se es nadie en el mundo de la innovación, si no se ha estado en el valle del silicio, si no se ha bebido  de sus fuentes de sabiduría, imitado sus códigos y su lenguaje, si no se han importado profesores, leído sus libros y ha visionado sus videos. Cuan fieles seguidores de un santón, seguimos sus directrices y tratados, las aplicamos a nuestras empresas y  otorgamos crédito a todo aquel recién llegado del valle. No nos cuestionamos su calidad ni idoneidad hacia los problemas que nos acucian, simplemente lo adoptamos y utilizamos. Buscamos con ello la solución que no tenemos y que nuestro entorno no nos puede dar; dejamos de ver aquello que realmente tenemos para explotar y exportar, aquello que nos es propio y nos hace únicos, nuestro valor real y diferencial, imposible de ver y desarrollar con herramientas poco adaptadas a nuestro entorno. ¿Pero que es entonces aquello que nos atrapa y encandila del Silicon Valley?, ¿Qué tiene en común con la India de los 60’s?: Da respuesta a algo que necesitamos y que no encontramos.  Conocemos el problema, su necesidad pero no tenemos respuestas; nos dejamos arrastrar por las modas en búsqueda de soluciones a nuestra inoperancia productiva y emprendedora. Abrazamos “el dorado” del silicio cual religión lejana que nos promete felicidad y vida eterna empresarial. Poco importa que sus directrices no estén adaptadas a los problemas y circunstancias de nuestro entorno, que “bajarlas al terreno” resulte en muchos casos inoperante, fuera de escala y caro. Urge un ejercicio de rigor y análisis de lo que importamos para aplicar a los problemas de nuestras empresas;  debemos discriminar del exotismo aquello que nos aporta valor y es adecuado a nuestro entorno; si no lo hacemos, corremos el riesgo de trabajar en una dirección distinta a la que deberíamos y perder parte de nuestras ventajas competitivas. Quizás dentro de unos meses, algunos se encuentren saltando al son de un tambor, con la cabeza rapada y vestidos de color naranja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario