viernes, 25 de noviembre de 2011

Ser uno mismo es ya una cuestión de supervivencia

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/ser-mismo-cuestion-supervivencia-20100525.html   


Hoy me despido de ustedes por un tiempo. Les doy las gracias por haber compartido este espacio que abrimos hace año y medio bajo las inspiradoras palabras de ‘Alma, Corazón y Vida’. Hasta aquí he traído algunas de mis experiencias, encuentros con personas que para mí han supuesto ejemplos de superación y de esfuerzo por encontrar su lugar en el mundo en circunstancias más que adversas, citas y libros que me han dejado huella y que alumbran mi camino y, en cada uno de los artículos, mis opiniones. También quiero dar las gracias a quienes trabajan en El Confidencial por hacer posible que esto ocurriera.

Mi ánimo al comunicarme con ustedes ha sido compartir mis razones (subrayo mi razón y no la razón). Para mí, compartir es poner encima de la mesa mi visión de las cosas, no convencer. Comparto mi verdad, la realidad como yo la veo, lo cual no refleja lo que algunos llaman la verdad objetiva o única. Entiendo que al mostrarme así, se generan reacciones. Unos se sentirán identificados, otros confrontados, algunos juzgarán, etc. Asumo que cualquier lector se proyecte a sí mismo con sus juicios y lo acepto con el mismo respeto con el que expreso mi mirada sobre el mundo. Tengo la misma consideración por lo que es hijo de la experiencia de los demás que la que tengo por lo mío. A los seres humanos no se nos ha otorgado el don de la visión periférica o de 360º. Cuando dos personas están de espaldas y uno mira al mar y el otro a tierra adentro, cada uno cuenta lo que ve y pueden elegir entre compartir o confrontar. Creo que una de las opciones enriquece, ofrece un paisaje más completo y amplía el campo de posibilidades.

Una idea ha constituido el eje central de los distintos temas expuestos: la necesidad de ser uno mismo y los obstáculos a los que nos enfrentamos cuando optamos por ese camino. Insistiendo en ella, quiero cerrar este periodo tan gratificante para mí. Mi mensaje se resume en esta frase: eres único y, respecto a esto, no tienes elección. Descubriendo quién eres, y no quién te han hecho creer que eres, podrás desarrollar todo tu potencial, amarte a ti mismo y desde ahí ser un miembro útil, imprescindible, para la sociedad y para el mundo. Sólo así puedes evitarte sufrimientos innecesarios y esta es la única vía para apreciar en su totalidad el don de la vida y la experiencia de ser humano. Este es el trampolín con el que dar el salto al amor a los demás y a la alegría de vivir.

'Proceso de aborregamiento'

Durante nuestra existencia nos vamos vistiendo con un disfraz que se va haciendo cada vez más pesado hasta convertirse en armadura adherida a la piel. Todo comienza con la pesada carga de las creencias, un  subproducto del miedo (el polo opuesto al amor) y de la búsqueda de una seguridad que, como la realidad se empeña en demostrar día tras día, no existe. Empieza después una falsa socialización que se convierte en ‘proceso de aborregamiento’. Sobre esto he opinado durante varias semanas y no me extenderé mucho más. Los niños y jóvenes, en general, son sometidos a un trágala de contenidos, a una automatización que reduce o incluso anula la creatividad y el espíritu crítico. El desarrollo del hemisferio derecho del cerebro es mínimo. Se enseña a competir y muy poco a colaborar, a reprimir sentimientos y emociones, a copiar y no a crear libremente. Quien no se adapta (cada vez un número mayor) se convierte en ‘fracasado escolar’. Y si no quieren ese caldo, dos tazas.

La formación universitaria y sus alternativas no contribuyen a mejorar lo anterior. Todo lo que huela a desarrollo humano está en trance de desaparecer. El llamado Plan Bolonia, dado el papel desempeñado por la European Round Table of Industrialists (Mesa Redonda de los Empresarios Europeos), lobby que agrupa a ejecutivos de multinacionales, presenta por lo menos una grave amenaza ya que podría poner a la universidad al servicio de la gran empresa privada. Todo el sistema educativo trataría así, de producir materia prima en forma de personas de iguales características, uniformadas por estrictos patrones de comportamiento y prescindibles como individuos al ser perfectamente sustituibles unos por otros. La única respuesta de este ganado de tan fácil pastoreo, aparecerá ocasionalmente en forma de algún quejumbroso balido.

Acto seguido nos vemos abrumados por la maquinaria del ‘tienes que ser mejor’. Todo el aparato publicitario, que invade hasta nuestra intimidad, va dirigido o bien a inocularnos grandes dosis de miedo, o bien a hacernos creer que para sobrevivir y adaptarnos a ‘lo que se espera de nosotros’ (un eufemismo para vendernos la moto)  hay que ser más: más listo, más guapo, más fuerte, más divertido, tener más cosas y más dinero. La paradoja es que en general la directriz conduce al resultado opuesto: la mayoría acaba más pobre y, lo que es peor, más infeliz. No es sorprendente que un tigre no pueda paladear más que mínimamente el gusto por vivir si siempre ha creído ser oveja. Aunque ello le haga sentir que forma parte de un rebaño, que pertenece a algo que le da un cierto calorcito, una cierta tranquilidad. Sosiego aparente y efímero que se verá trastocado cuando se enfrente a su reflejo, a su verdadero ser.

Desnudarse y empezar a vestirse de uno mismo no es tarea fácil. Cuando uno echa a andar, ya no hay marcha atrás. Se busca un ropaje que está oculto tras muchos otros y del que no se tiene una idea muy clara. Al fin y al cabo, todo nuestro entorno se ha encargado de hacernos ver que tal cosa no existe y de proveernos de un camuflaje que nos disimule entre la manada. Poco a poco empiezan a aparecer señales y personas que van dándonos mayor confianza donde no la había. Son apoyos, ayudas de cámara temporales en un viaje que sólo puede realizar uno mismo. Lentamente las dudas desaparecen, descubrimos talentos insospechados en nuestro interior y los miedos son menos. La soledad adquiere otro significado y descubres que tienes la compañía de otros que transitan ese camino y que no conforman el rebaño.

El genio

Así se van sucediendo las etapas que uno atraviesa para convertirse en el genio que nunca le dejaron ser. Pues la etimología de genio (del latín genius) nos remite a ‘la persona misma, su personalidad’ y no a algo extraordinario o que esté fuera del alcance de todos nosotros. Para llegar a la esencia de nuestro genio, a nuestras cualidades innatas, debemos soltar las amarras de las creencias limitantes y el gregarismo y hacernos a la mar que es la vida más incierta, más arriesgada y a su vez más libre, más abundante y más plena. Ahí uno recupera la responsabilidad sobre su propia existencia y puede ser verdaderamente útil a los demás, fuente de la propia armonía y felicidad. Creo que ese es el significado más profundo del ‘todos somos uno’, donde desde la verdadera individualidad uno se encuentra con los demás y constituye algo nuevo y mejor.

Me despido, cómo no, con una cita, esta vez de Oscar Wilde, el inigualable (como cada uno de nosotros) genio y estigma de la sociedad victoriana que le toco vivir. “La finalidad de la vida es el desarrollo de uno mismo. Estamos aquí para realizar a la perfección nuestra propia esencia. Hoy día la gente tiene miedo de sí misma. Y ha olvidado el más alto de todos los deberes, el deber que  uno tiene consigo mismo. Las personas son generosas; alimentan al hambriento y visten al mendigo. Pero sus propias almas pasan hambre y están desnudas. La valentía ha desaparecido de nuestra raza. Quizá  nunca la tuvimos de verdad. El terror a la soledad, que es la base de la moral, y el terror a Dios, que es el secreto de la religión, son las dos fuerzas que nos gobiernan. Sin embargo, creo que si una persona viviera su vida con plenitud, si diera forma a sus sentimientos, si expresara sus pensamientos y realizara todos sus sueños, el mundo conseguiría el impulso de la alegría. Pero aún el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación de nuestro lado salvaje tiene toda su trágica supervivencia en una abnegación que coarta nuestras vidas. Se nos castiga por nuestras negativas. Todo impulso que procuramos sofocar se queda maquinando en la mente y nos corrompe”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario