jueves, 14 de octubre de 2010

Aprender de las historias de éxito para mejorar resultados

http://pensarenradio.blogspot.com/2010/10/aprender-de-las-historias-de-exito-para.html

Es habitual que las personas se junten a tratar de resolver un problema. Lo analicen, lo estudien, busquen establecer las causas que lo produjeron y así poder operar sobre ellas ofreciendo una solución. Es decir, observar lo que se hizo mal y corregirlo. Este procedimiento lógico, propio del paradigma científico, esta incorporado en lo cotidiano y sirve en innumerables situaciones. Sin embargo, también es posible resolver problemáticas concentrándose en lo que se hizo bien y replicarlo, tornando irrelevante el problema. Esto es lo que propone la metodología de diálogos apreciativos que actualmente está aplicándose como una herramienta para el desarrollo y el cambio organizacional.
Existe la creencia que “el que es más efectivo en el trabajo, es el que más problemas resuelve. Así están siempre trabajando sobre el déficit”, dice Santiago Otero quien junto a Laura Isanta dirige la consultora Diálogos Apreciativos & Coaching en Argentina. Y agrega: “los diálogos tienen una mirada totalmente diferente. Vamos a preguntar, a indagar, qué es lo que está bien. Lo que más cuesta es salir de la visión tradicional de mirar el problema, así que lo que primero preguntamos es qué querés ver más”.
En general, cuentan que de las organizaciones los llaman porque tienen un problema, no porque tienen algo que anda bien y lo quieren replicar, ya que eso no lo conocen. En este sentido, su enfoque se diferencia de la consultoría tradicional que se ocupa de diagnosticar el problema y establecer un plan de acción para ofrecer una solución, ya que uno de los principios de los que parten es que aquello sobre lo que se pregunta más, es lo que se hace crecer. “Si vos te preguntas y seguís revolviendo en los problema vas a encontrar más problemas”, afirma Santiago Otero, Ingeniero químico, Coach ontológico y Especialista en diálogos.
Enfocar en los valores“La Indagación apreciativa (appreciative inquiry) -nosotros la adaptamos como Diálogo Apreciativo- es una disciplina de origen americano desarrollada por David Cooperrider, un profesor de la Case Western Reserve University, que en los 80 empezó a hacer un trabajo de investigación, como tesis doctoral, en la clínica de Cleveland”, cuenta Otero. Y amplía: “empezó a trabajar con el síndrome de burn-out o “quemado” -un tipo de estrés generado por la sensación de un esfuerzo que no es recompensado- y en lugar de enfocar en qué cosas les pasaban a los médicos, comenzó a buscar que cosas los sostenían en los momentos más difíciles, qué los ayudaba a superar dificultades. Puso foco en los valores, en qué es lo que hacían bien”.
La organización Brahma Kumaris de argentina invitó a Cooperrider a implementarlo en su institución. “Su directora, Moira Low, lo aprendió, lo trajo al país y en pleno 2001, cuando todo el mundo no sabía que hacer, ella propuso ayudar a las organizaciones con esta metodología para desarrollar proyectos creativos”, cuenta el entrenador. Fue entonces que se puso en contacto con esta técnica y participó de la creación de una asociación civil llamada Despierta Argentina, donde hicieron un entrenamiento gratuito para líderes sociales. “250 personas que estaban trabajando para hacer algo para cambiar la realidad”, resalta. En el 2005 fue a EEUU a hacer el curso a una universidad donde eran 52 personas de todo el mundo. Luego continuaron trabajando con la universidad de la industria del Estado de Paraná, en Brasil. Tiempo después invitó a Laura Isanta a una capacitación y desde entonces comenzaron a trabajar juntos.
Los fundamentos teóricos de la disciplina de diálogos apreciativos se basan en los descubrimientos de la psicología positiva, de la que -según se puede leer en La base afirmativa del arte de organizar, de David Cooperrider- toma como conceptos el valor del afecto positivo y la capacidad de ayuda aprendida; también se apoya en el construccionismo social, cuyo principio dice el científico en un entrevista, es: “que la forma en que conocemos el mundo, el tipo de análisis que hacemos, es extremadamente condicionante de la realidad que obtendremos al final”.

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